La finalidad de la evaluación de
la dislexia es identificar las dificultades concretas de un sujeto, para crear su perfil de rendimiento y poder
establecer un programa de intervención adecuado. Por tanto, en contra de
numerosas opiniones, nuestro principal objetivo no es descartar o no el
diagnóstico de dislexia, sino encontrar las vías para poder establecer un
tratamiento efectivo, que, además, a corto plazo, descartará o corroborará el
diagnóstico.
Cuando se sospecha que un niño/a puede ser disléxico habrá que llevar a cabo una entrevista personal con la familia en la que se realice una anamnesis previa, cuyos puntos fundamentales son los principales hitos del desarrollo, el componente genético, la escolarización y las circunstancias que le han llevado a pensar que puede existir una dislexia.


El TALE: Constituido por varias pruebas de lectura
y escritura que permiten valorar rápidamente el nivel general del sujeto en
estas tareas.
DST-J. Test para la detección de la dislexia: Es
una batería breve de screening o detección rápida de la dislexia
que se aplica desde los 6´5 a los 11 años.
PROLEC-R: Test utilizado de 1º a 6º de primaria
para evaluar los procesos lectores, es decir, la capacidad lectora y las
estrategias que sigue el sujeto para leer, por lo que también se pueden
observar que mecanismos están alterados.
PROLEC-SE: Test de lectura que evalúa los procesos
léxicos, sintácticos y semánticos implicados en alumnos de 1º a 4º de ESO.
PROESC: Test que evalúa los procesos implicados de
la escritura desde 3º de Primaria a 4º de ESO.
TCP, Test de procesos de comprensión: Prueba que
permite evaluar el nivel de comprensión lectora en niños de entre 10 y 16 años.
Para llevar a cabo la Evaluación de Screening utilizamos una prueba de
eficiencia lectora, una prueba para evaluar la capacidad de
decisión ortográfica con pseudohomófonos y una prueba de
lectura de palabras y pseudopalabras para analizar el contraste,
(velocidad y errores), entre ambas.
Para llevar a cabo este proceso de seguimiento utilizamos un registro
de los indicadores dinámicos del éxito lector, que se basan en la fluidez
lectora, (velocidad, exactitud), los cuales comenzaron a utilizarse en Estados
Unidos en 2004, mediante los DIBELS (Dynamic Indicators of Basic Early Literacy
Skills) y actualmente se están implantando en el sistema
educativo de la Comunidad Canaria con el nombre de IDEL,
(Indicador dinámico del éxito en la lectura).
Tras realizar esta primera
entrevista se debe descartar cualquier deficiencia sensorial o cognitiva, por
lo que se le pedirá un examen visual y otro auditivo, (en caso de que no se
haya realizado ninguno en los últimos años), y se le pasarán las pruebas
oportunas para obtener su CI global, así como la baremación en procesos como la
memoria de trabajo, la velocidad de procesamiento, el razonamiento perceptivo o
la comprensión oral. Para simplificar podemos pasarle “La escala de
Inteligencia Wechsler o WISC-IV” de 6 años a 16´11 años, o “La
escala infantil Wechsler, WPPSI-III”, de 2´6 a 7´3 años, las cuales
valoran las capacidades cognitivas mencionadas.
Aunque, desde nuestra
experiencia, consideramos que las escalas de inteligencia Wechsler
son suficientes para valorar las capacidades intelectuales y preferimos dedicar
mayor atención a la evaluación de los procesos directamente relacionados con la
lectura, otros profesionales suelen utilizar el Test K-ABC de Kaufman, el
Test de Matrices Progresivas de Raven o el Toni-e, para medir
capacidades intelectuales verbales y no verbales.
También se podrían incluir la
evaluación de otras capacidades Psicomotrices, aunque no consideramos necesario
realizar este tipo de pruebas sino se aprecian circunstancias específicas que
lo requieran.
Pruebas de Evaluación de la
Psicomotricidad:
– Reconocimiento del esquema
corporal con las pruebas de Piaget y Heat.
– Evaluación de la lateralidad
con la prueba de dominancia lateral del Test de Harri.
– Valoración de la percepción
espacio-temporal y del funcionamiento perceptivo con el Test Guestáltico
Viso-Motor de Laureta Bender
Tras la evaluación de las capacidades intelectuales pasamos al análisis específico de la lectoescritura, para el cual existen numerosos test estandarizados:
EDIL: Prueba de lectura donde se
evalúa la exactitud, la comprensión y la velocidad.
Nosotros recomendamos
utilizar la Batería DIS-ESP, que está siendo actualmente
desarrollada por doctora Marisol Carrillo de la Universidad de Murcia en
colaboración con el profesor Jesús Alegría de la Universidad Libre de Bruselas.
Independientemente de los test
utilizados, para realizar una adecuada evaluación de la dislexia es
imprescindible valorar ciertos
procesos específicos relacionadas con la lectura que nos
darán la clave para orientar
el programa de intervención.
Hasta aquí hemos detallado cómo habría que realizar
una evaluación básica para poder establecer el diagnóstico diferencial
de la dislexia evolutiva, aunque también podemos llevar a cabo otros tipos
de evaluaciones:
Evaluación de Screening
Consiste en una evaluación breve tras la que se
obtiene una muestra significativa del nivel lectoescritor del sujeto,
cuya finalidad es decidir si llevar a cabo una evaluación más exhaustiva o no,
así como plantear la necesidad de intervención.
Evaluación dinámica
La evaluación dinámica nos permite valorar el progreso de
un sujeto que esté llevando a cabo un programa de intervención
específico, con el fin de valorar y controlar su evolución, lo cual, además
de darnos datos sobre la eficacia de la intervención, nos guiará para ir
adaptando la misma en función de los resultados, por tanto, permitirá modificar
la intervención para que esta sea más efectiva, ya que, la heterogeneidad
existente dentro de la dislexia, hace necesario adaptar la intervención a las
características de aprendizaje de cada individuo.
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